jueves, agosto 20, 2015

Vence Goliat

Alexis Tsipras ha presentado su dimisión y convocará nuevas elecciones para el próximo mes de septiembre. La fábula (sí, fábula) de David contra Goliat ha terminado de la forma peor, y desgraciadamente más realista.

Tras muchos intentos por hacer las cosas de un modo mejor, y cuando al fin había llegado la oportunidad, ha sonado la hora triste de rendirse; de agachar la cabeza y besarles los pies; de darles a nuestros amos alemanes todo lo que nos pidan; de, no ya tener que conformarse con un pedazo de pan duro del suelo, sino además que te obliguen a suplicar y humillarte por él.

Porque ya no basta la rendición, con agitar la bandera blanca, con entregar las armas: no. Has intentado cambiar las cosas, has cuestionado al sistema y a quien lo maneja: ahora tu lugar está bajo su bota, porque hay que hacer un escarmiento, para que a nadie más se le ocurra hacer lo mismo. Desacreditada así la "nueva política", los auténticos amos de Europa pueden seguir tranquilamente con su honorable saqueo sin temor a que nadie se atreva a volver a hacerles frente.

Es un día triste cuando se castiga a quien intenta algo nuevo. Cuando la Humanidad ha hecho progresos ha sido precisamente cuando se han hecho las cosas de modo diferente; perseverar en el error es, en términos de trayectoria, un suicidio. Pero para lograr el cambio sólo hay dos alternativas: una es abrupta, radical, por la fuerza; la otra, lenta, constante, como la erosión.

Me permito recordar una escena de la serie House: nuestro huraño médico y su equipo acababan de salvar a un candidato a gobernador (negro, para más señas), habían identificado su mal y ya estaba en marcha su tratamiento. House le dijo "será una gran historia la de su lucha contra el cáncer, así seguro que gana las elecciones"; el político sonrió con tristeza y dijo "da igual, soy negro, no me votarán". House se extrañó y dijo "entonces, ¿para qué se presenta?"; el político le miró y respondió: "ah, usted es de los que piensan que para cambiar las cosas hay que ganar siempre, ¿no?".

Esto ocurrió años antes de que Obama se presentase a la presidencia de los Estados Unidos.

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