martes, febrero 21, 2012

JuBentuZ, diBino tesoro

Me siento hoy tan apático
que voy a hacerme el poético
hilando versos patéticos
con recursos informáticos.

Ganaré el favor del crítico
con mi furia demagógica,
y desafiando toda lógica
me convertiré en un Dios lírico.

O con rimas escatológicas
en el caso de ser fémina,
seré siempre antiestética
y me haré un poco la lésbica.

¡Qué consumo de mutágenos,
qué canciones con colágeno,
qué subida en los estrógenos,
tantos alucinógenos
que te privan del oxígeno
y de todo buen propósito!

¡Qué estratégico, que plástico!
¡Qué poeta matemático!
¡Qué malote y qué simpático!
¡Pero que no cunda el pánico!

Son los caprichos melódicos
de un joven "problemático"
que grita como afónico
con un ego mayestático.

martes, febrero 14, 2012

El amor es la hostia

Creo que tengo la mala costumbre de poner títulos horribles a lo que escribo, o puede que piense que tal vez así llame la atención del lector. Quizá es que crea que divagar sobre el título me dé pie a un párrafo introductorio. De todos modos ya he malgastado varias lineas escribiendo para no decir nada, y como no tengo intención de acabar dedicándome a la política, iré al asunto. Y por si alguien se lo está preguntando, la respuesta es no: este artículo no trata de justificar la violencia conyugal. Por no caer en el improperio, me reservo mi opinión sobre esa gente.

A lo que vamos: me he puesto a pensar sobre el amor, a raíz de la fecha que nos ocupa. Me viene a la mente la coplilla aquella que dice "tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor". Y como siempre acabo enredando las cosas, me he puesto a desmenuzarlo y liarlo todo, llegando a las siguientes conclusiones:

La salud es algo indispensable. Sin salud, la propia vida está resentida. Los problemas más graves que puede tener una persona seguramente sean de salud, pues todo tiene remedio salvo la muerte. El dinero, para bien o para mal, es necesario en nuestra sociedad. Cuando falta el dinero, nos preocupamos y todo se nos hace cuesta arriba. Bien lo sabemos en los tiempos que nos ha tocado vivir.

¿Y el amor? Al amor se le ha puesto en tercer lugar en una lista de tres cosas que hay en la vida. Pareciera que el amor no es tan importante como la salud o el dinero. ¿No lo es? Bueno, tal vez se nos haya pasado una cuarta cosa que hay en la vida; una cuya búsqueda, según sostiene algunos autores, constituye de hecho el auténtico sentido de la vida: la felicidad.

¿La salud da la felicidad? Teniendo un grave problema de salud parece difícil ser feliz, pero tampoco hemos visto a nadie que vaya por ahí celebrando lo sano que está. Sabemos que hay hombres y mujeres que se sienten muy desdichados cuando tienen algunos kilos de más, pero sabemos también que no les duele por su salud, sino por su físico. Respecto a la felicidad, parece que la salud no hace mucho más que ofrecer un pobre consuelo a los que no hemos sido agraciados en el sorteo de la lotería de Navidad. Igual que el 14 de febrero es el día del amor, podría decirse que el 22 de diciembre es el día de la salud.

Lo cual me lleva al siguiente punto: el dinero. Hay mucha controversia sobre si el dinero da o no la felicidad. Lo cierto es que el dinero puede conseguir muchas cosas, por ejemplo aparte de los consabidos objetos materiales, el dinero puede mejorar el estatus social o el prestigio de una persona. Nuestra sociedad mide casi todas las cosas en función de su valor monetario. "Tanto tienes, tanto vales", es un mantra que hemos oído hasta la saciedad, hasta el punto que lo hemos asumido como una verdad irremediable. Si nos ofrecen dinero lo cogemos, y preferimos coger más a coger menos, ¡por supuesto! Conseguir dinero nos alegra, pero ¿llega al punto de hacernos felices? Creo que eso ya son palabras mayores.

¿Y el amor? ¿Da el amor la felicidad? Yo digo sí, y no. Opino que entre la salud, el dinero y el amor, es éste último quien tiene más posibilidades de hacer que una persona sea feliz.

Cuando la salud falla y enfermamos, la cercanía de nuestros seres queridos no nos cura, es cierto, pero nos reconforta. Cuando nos falta el dinero ocurre algo similar: el gesto de un amigo que nos apoya en un momento de necesidad puede llegar a resultar mucho más valioso que el dinero efectivo que éste nos pueda prestar.

Porque el amor es mucho más que lo que encontramos en una relación de pareja: el amor existe entre padres e hijos, entre hermanos, entre los buenos amigos. "En la realidad no existen amistades épicas: se tienen amigos para pasar el rato", dijo Pío Baroja. Y aunque en términos generales estoy de acuerdo, debo hacer la siguiente observación: quien tiene amigos para pasar el rato es porque no sabe tenerlos de otra forma, no sabe tratarlos de otra manera.

¿Por qué no sabemos? No es que no sepamos, pero es harto común que el amor nos produzca vergüenza, sobre todo a los hombres. La sociedad ridiculiza a quien expresa sus sentimientos, y por lo tanto no se nos enseña a querer, nadie aprende a amar. La mayoría se conforma con cariño y sexo, la sociedad se frota las manos en aras de lo práctico y el mundo sigue girando.

El amor es una disciplina muy seria que puede aprenderse. El que quiera hacerlo, tiene que leer mucho sobre ello, no sólo en filosofía; también incluso en las novelas, en las películas se puede aprender sobre el amor. Después hay que conocerse bien a uno mismo, pues el amor no se manifiesta de igual forma en todos nosotros: unos son capaces de amar más, otros menos o de diferente manera. "El asesino sabe más de amor que el poeta", dijo en una canción Joaquín Sabina.

Como he dicho antes, hay muchos tipos de amor. Está el amor tierno que nos hace acurrucarnos al lado del ser amado durante horas; el amor loco que nos lleva a hacer cualquier sacrificio; el amor generoso que pone a la otra persona como más importante que uno mismo a la hora de tomar cualquier decisión; el amor doloroso, como un cinturón de clavos sujeto demasiado apretado, pero que ninguno querría quitarse.

"El amor son tres flores que se riegan a diario" dijo en una canción Carlos Chaouen. Es cierto: el amor es un cultivo que hay que cuidar. Cuando tú dudas, ella está firme; cuando ella se abate, tú la consuelas; cuando uno de los dos cae, el otro lo levanta. A veces a costa de la salud, a veces a costa del dinero, sólo por el amor profundo y cierto que se siente hacia la otra persona. San Valentín fue un sacerdote al que se condenó a muerte por casar a parejas que no tenían permiso para ello. Sería un pobre homenaje a este hombre conmemorar el día simplemente comprando flores o bombones. El amor es mucho más que eso, tanto que gente como él ha entregado su vida.

Concluyo diciendo lo que decía al principio, porque creo que es lo que mejor lo expresa. Es breve, es conciso y no deja lugar a dudas: el amor es la hostia.