lunes, noviembre 15, 2010

LA APOTEOSIS DEL TEDIO

¡Qué aburrido es el Sol!
Su mortal monotonía
no para de prometer bostezos.
¡Qué aburrida es la Luna!
Me contagia de gesto nocturno
en la soledad de un callejón sin saliva.
¡Qué aburrida es la calle!
Los coches en celo bramando
mientras se huelen los escapes.
¡Qué aburrida es la gente!
Impasible paisaje paseante
de pesados pasos al pasar.
¡Qué aburrido es el amor!
La rutina de la conquista
y el contrato de quererse.

¡Qué aburrido soy yo,
por estar perdiéndomelo todo!

jueves, octubre 28, 2010

Polémicas aparte

Se podrían llenar los cinco océanos y los siete mares con todas las cosas que ignoro en este mundo, y me faltaría espacio. Una de las que ignoraba, hasta ahora, es que circula por internet un texto reproducido en diferentes formatos, llamado Decálogo para formar delincuentes. Reproduzco a continuación el citado escrito:


1. Comience desde la infancia dando a su hijo o hija todo lo que le pida; así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.

2. No le dé ninguna educación espiritual y moral; espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.

3. Cuando diga palabrotas, ríaselas; esto le animará a hacer cosas más graciosas.

4. No le regañe nunca, ni le diga que está mal algo de lo que hace: podría crearle complejo de culpabilidad.

5. Recoja todo lo que deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes... hágaselo todo; así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.

6. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos y ver todos los programas que se le antojen. Cuide de que sus platos, vasos y utensilios estén bien esterilizados, pero deje que su mente se llene de basura.

7. Discuta y riña a menudo con su pareja en su presencia; así no se sorprenderá ni le dolerá demasiado el día que la familia quede destrozada para siempre.

8. Déle todo el dinero que quiera gastar, no vaya a sospechar que para disponer de dinero es necesario esforzarse y trabajar.

9. Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres; el sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.

10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores, vecinos y amigos; piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarle.

Y cuando esté metido en muy serios problemas... discúlpese diciendo: "Nunca pude con este muchacho".


Se atribuye la autoría de este texto al juez Emilio Calatayud Pérez. Aunque hay quien dice que no, y algunos dicen que el propio juez fue quien dijo no ser el autor, sí que lo he visto en un video leyendo este texto durante una entrevista en un programa de televisión, (y ojo, no estoy diciendo que por esto sea el autor) aquí dejo el link http://www.youtube.com/watch?v=oFITWUc8ZHE

El caso es que este escrito ha suscitado sus discrepancias y sus polémicas (parece que hoy todo es objeto de polémica). Bien, lo que yo opino es que el texto se titula Decálogo para formar delincuentes, y no Críticas a la educación liberal, ni Tratado único y determinante sobre los padres de hoy. Opino que tiene su grandísima parte de razón si no nos ponemos a buscar dobles lecturas, aunque para ser una guía inversa de como educar correctamente a los hijos, creo que le falta algo muy importante y que nombraré al final. Polémicas aparte, me voy a meter en harina y voy a entrar al análisis de cada uno de estos mandamientos:

1. Comience desde la infancia dando a su hijo o hija todo lo que le pida; así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece. Esta frase da a entender que no por darle más cosas se va a criar a una persona mejor (y yo añadiría que tampoco va a ser más feliz por ello). El problema es que hay quien entiende que lo que se dice aquí es que los valores de hoy estan equivocados, pues muchos padres actualmente tienden a pensar que hay que dar a los hijos todo lo que ellos no tuvieron.

2. No le dé ninguna educación espiritual ni moral; espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente. Este es, seguramente, el mandamiento que más ampollas levanta de los diez. Por una parte, atribuye la necesidad de unos valores para una formación adecuada de la personalidad, pero las palabras "espiritual" y "moral" hacen saltar el interruptor de "alerta: dogma religioso". Como ya he dicho otras veces, citando a Pío Baroja, "ni la religión ni la irreligión hacen mejores a las personas". Por otra parte, que en una crítica tan clara como esta aparezca como elemento clave la "libre decisión"... ¿tengo que decirlo?

3. Cuando diga palabrotas, ríaselas; esto le animará a hacer cosas más graciosas. Aparte de tener un tono de sarcasmo bastante amargo, esta frase no debería suscitar gran oposición por si sola: el problema es que no está sola.

4. No le regañe nunca, ni le diga que está mal algo de lo que hace: podría crearle complejo de culpabilidad. Este es un enunciado que puede evocar algo bastante intrínseco: puede que haya aquí quien recuerde una entrada anterior en este blog titulada Antología del disparate. Está extraída de un libro homónimo, en cuyo prólogo hablaba el profesor que reunía los múltiples disparates de los exámenes. En una de sus divagaciones finales comentaba (no recuerdo literalmente la frase) algo así como: uno no puede más que aceptar leer el error y no darles un guantazo, no sea que vayan a desarrollar algun tipo de "complejo". Digamos que alguna gente atribuye a la palabra "complejo" un carácter que en terminos vulgares definiríamos como "cuentitis", y que hay otra gente que atribuye a alguna gente la atribución a la palabra "complejo" de dicha característica. Remuévase bien y voilà!... gente ofendida. Como apunte personal, diré que no creo que la educación radique en regañar o no regañar, sino en... educar.

5. Recoja todo lo que deja tirado: libros, ropa, zapatos, juguetes... hágaselo todo; así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás. Aquí no hay más ofensa que una común a todas: el mentar al hijo de alguien como déspota o mala persona, cosa que ofende a muchos con su mera especulación.

6. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos y ver todos los programas que se le antojen. Cuide de que sus platos, vasos y utensilios estén bien esterilizados, pero deje que su mente se llene de basura. Otro pequeño elemento que recuerda a un eco venido del pasado para decirnos que los valores actuales se equivocan: la censura, palabra tabú. Vamos a ver: ¿de verdad le parece a alguien que lo que se emite hoy por televisión es lo más adecuado para los niños? ¿De verdad necesitamos un país lleno de aspirantes a entrar en la casa de Gran Hermano?

7. Discuta y riña a menudo con su pareja en su presencia; así no le sorprenderá ni le dolerá demasiado el día que la familia quede destrozada para siempre. Hay quien cree que esto dice que sólo la estructura de la familia tradicional puede educar correctamente a una persona. Ni eso es cierto, ni está diciendo eso: sólo que la sensación de estabilidad en la familia es muy importante para el desarrollo de los hijos.

8. Déle todo el dinero que quiera gastar, no vaya a sospechar que para disponer de dinero es necesario esforzarse y trabajar. Este enunciado viene a decir lo que venía en el primero. En una interpretación un poco libre, "no por darles más dinero los quieres más".

9. Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres; el sacrificio y la austeridad podrían provocarle frustraciones. Me ha parecido curioso que en uno de los vídeos con este decálogo que pueblan youtube, se acompañe esta frase con la foto de un niño bastante gordito; como si la obesidad no pudiera tener más causas que la negligencia educacional paterna. Aparte de eso, que no es cosa del autor del decálogo sino del editor del vídeo, tal vez sea la insinuación de que es mejor un niño frustrado que un niño consentido, como si la frustración no fuera más que una patraña de la psicología moderna (como mencionaba antes acerca de los complejos) lo que crea fuertes discrepancias.

10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores, vecinos y amigos: piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarle. Hombre, hay conflictos y conflictos: habría que examinar las multiples variables que ofrece la casuística. Habría unos casos en que habrá que regañarle, habrá otros casos en los que habrá que defenderle.

A mi entender, cada uno de estos mandamientos tiene una pequeña y valiosa semilla de verdad: no por tenerlo todo los niños crecen mejor, ni por dejarles a su libre albedrío moral, ni por reirles las gracias siempre, ni por no regañarles, ni por hacerlo todo por ellos, ni por dejarles ver todo lo que echan por la tele, ni por consentirles todo. Puede que el mayor problema que han visto muchos en este decálogo sea su tono de sarcasmo, tal vez la intuición de un odio o un rencor que resuena entre generaciones. Por mi parte, una cosa hay que no convierte a este texto en una pequeña guía para criar a los hijos: en ninguna parte se menciona que los niños además de disciplina necesitan cariño; y que además de valores necesitan felicidad; polémicas aparte, estos conceptos no se contrarian entre sí.

miércoles, agosto 11, 2010

Sonetillos

Es la rosa de mis vientos,
es la flor de la pasión,
es la voz de la razón,
es sólo una entre cientos,

es princesa de mis cuentos,
es anuncio en mi tablón,
es la fruta en bodegón,
es la diana en mis intentos,

es un año en un segundo,
es el brillo en las estrellas,
es respuesta: un sí rotundo,

es el genio en mi botella,
es la diosa de mi mundo,
¿Soy yo algo para ella?

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Muy brillante luz en lo alto,
dolor y miedo por dentro,
de las miradas el centro
y de fuerzas muy falto;

tullido sin sobresalto
se atropella el pensamiento
y me invade un sufrimiento
de frío azul cobalto.

Luchando como una nave
que en noche de niebla sabe
que ha de buscar el faro;

esperanza, poca cabe:
sólo un canto triste de ave
teñido de desamparo.

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La condena por placer
de un falso amor que la apresa,
abrazo de niebla espesa,
es condena de mujer.

Quieren que cante el somier,
y a ninguno le interesa
que sueñes a ser princesa
como la niña de ayer.

Esperando a que él dé el paso,
ese paso que no llega
ni siquiera con retraso,

una lágrima cae y riega
el mal sabor del fracaso
que deja un beso de pega.

martes, agosto 10, 2010

Cuando yo era pequeño

Cuando yo era pequeño
creía en las esmeraldas,
en el verano eterno
de la luna naranja.

Cuando yo era pequeño
y los gatos volaban,
no existía el desierto
de las flores heladas.

Cuando yo era pequeño
la pena era una palabra
que decían los cuervos
siempre en otra ventana.

Cuando yo era pequeño
había una luz blanca
alumbrándome un sueño
en el fondo del alma.

Y al final pasó el tiempo,
y el reloj echó alas,
y el color del dinero
quiso pintarme la cara.

Y al final pasó el tiempo,
pero no cambió nada,
cuando yo era pequeño
sin saberlo, te amaba.

lunes, agosto 09, 2010

EL MADRILEÑO

El caso es que el pasado mes de octubre, no recuerdo qué dia, mi tía de Cangas murió. Bueno, una de ellas: tanto mi padre como mi madre tienen muchos hermanos, me pierdo un poco con la genealogía. Sin embargo, a los de Cangas no les ocurre. Como ya he dicho antes, allí todo el mundo conoce a todo el mundo; sin embargo, en la villa viven más de 7000 personas, y eso sin contar el concejo, esto es, los pueblos colindantes, que suman alrededor de 22000 habitantes. ¿Cómo se conocen entre tanta gente? Pues por las familias.

-Pues el otro día ví a Fulanito...

-¿Quién?

-Sí home, sí, el fío de Menganita, la que se casó con ese de Bornazal, que los padres tenían...

-¡Ah, ya sé quien dices!

Esto es un ejemplo típico de conversación allí. Bien, como iba diciendo, mi tía Emilia, una hermana de mi madre, falleció a causa de un cáncer de pulmón, así que la familia, "los de Madrid" como nos llaman el resto, fuímos a Cangas para el entierro, que se celebró en Turia, un pequeño pueblo de las montañas, de donde eran mis abuelos maternos y donde también están enterrados. El caso es que estábamos allí y claro, hacía mucho tiempo que yo no iba a Cangas y me convertí en el centro de atención: que si "cuanto hacía que no te veíamos", que si "vaya lo que cambiaste", etcétera. Entonces, uno de mís tíos, el tío Jose Luís, que también vivía en Turia, me invitó a pasar las fiestas del Carmen en su casa.

Hacía muchos años que no iba a Cangas, desde que era pequeño, y la verdad es que no tenía muchas ganas de dejar Madrid una semana para pasarla en un sitio donde no conozco a nadie (porque de mi familia de Cangas tengo un recuerdo muy, muy lejano y a la mayoría no los conozco). Así que dije que no, pero a alguien de Cangas no se le puede decir que no, no pregunten cómo pero entre lo que insistió mi tío y que yo no tenía realmente argumentos para negarme... al final fue mi madre la que me comprometió a mí para pasar las fiestas en Cangas. Y así pasaron los días, pasaron los meses, y con más resignación que ganas, el 12 de julio estaba en un avión volando hacia Asturias.

(continuará...)

viernes, agosto 06, 2010

El de detrás en las fotos

Suele haber en los recuerdos,
en las imágenes que atestiguan
las reuniones,
un rostro semioculto y lejano
sobre los grupos de amigos;
el más alto de la pandilla.
Tiene cansancio en la mirada
de ejercitar vista de águila,
la espalda arqueada
por agacharse a escuchar,
para que no tengan que gritar
los que no están a su altura.
Miradlo siempre desde lejos,
pues desde cerca
tendréis que mirar hacia arriba.

A la hora de las fotos
se le ve ir, entre manso y resignado
a su eterno puesto:
el último de la fila,
donde sólo asoma su cara
sobre un bosque de coronillas;
pocas o ninguna vez ha visto su cuerpo
el ojo vídreo de la cámara,
y si a ella preguntais sólo os hablará
de unos ojos cansados,
de una barba distraida,
de una sonrisa en la distancia.

(El lunes seguiremos con más cosillas)

jueves, agosto 05, 2010

EL MADRILEÑO (una novela canguesa)

Me llamo Félix, tengo 34 años y soy madrileño. Yo pensaba que "madrileño" sólo significaba "ser de Madrid" o "haberse criado en Madrid", pero eso era antes de mi último viaje a Cangas. Claro, que allí hay muchas cosas que significan algo totalmente distinto, además de que tienen cosas que en Madrid no existen y cosas que existen en Madrid pero no allí.

Lo siento, tal vez voy demasiado deprisa. Debería haber empezado diciendo que me refiero a Cangas del Narcea. Es una pequeña población en el suroeste de Asturias, enclavada en un valle y alejada de todo. La población mayor que Cangas más cercana es Grado y está a unos 60km. Es un... ¿pueblo? ¿ciudad? Es difícil decirlo: es demasiado pequeña para llamarla ciudad, y demasiado grande para la idea que los urbanitas tenemos cuando pensamos en un pueblo. Los cangueses lo han dejado en "villa", así que vamos a respetar el término, aunque por mi parte no sé muy bien lo que quiere decir.

De allí son mis padres. Antes de que se casaran, a mi padre le habían ofrecido trabajo en Madrid en una fábrica de recambios de automóvil por mediación de un pariente. Como el trabajo fuera bien, al final mi madre se fue también a Madrid y se casaron allí. Mi madre empezó limpiando casas y cuidando niños, hasta que se quedó embarazada y entonces mi padre dijo que nada de seguir trabajando, así que con sacrificios y lo que habían ido ahorrando, pudieron ir tirando hasta que nació el niño: mi hermano Rubén.

Yo nací tres años más tarde, y la cosa había mejorado bastante: a mi padre le habían ascendido en la fábrica y ahora era una especie de pequeño encargado, lo justo para que su sueldo le permitiera mantener a dos hijos y que no necesitasen otro sueldo (el de mi madre). Recuerdo que, por aquel entonces, durante el mes de julio, mis padres "volvían" a Cangas con Rubén una semana. Yo me quedaba con unos vecinos que también eran asturianos, no hacía el viaje porque era demasiado pequeño.

La primera vez que fui tenía seis años. Fue un viaje interminable en un coche que hoy en día sería la pesadilla de cualquier inspector de seguridad. ¡En serio! No entiendo como los de mi generación hemos sobrevivido a nuestra infancia. Hoy en día no paramos de ver en las noticias los accidentes de coches y la elevada tasa de mortandad en carretera, y sin embargo cuando yo era niño los coches no es que no tuvieran airbag, ¡es que no tenían cinturones de seguridad en los asientos traseros! Pero bueno, aquí estoy para contarlo.

Decía que mi primer viaje a Cangas fue cuando tenía seis años. Recuerdo que lo vi como un sitio mágico, como sólo los niños lo pueden ver. Miraras donde miraras veías los edifícios, pero más a lo lejos, elevándose sobre ellos, veías los montes verdes y frondosos que rodeaban la villa. Y recuerdo jugar, jugar y jugar, desde temprano en la mañana hasta entrada la noche, cosa que hubiera sido impensable en Madrid. Pero allí mis padres no se preocupaban: allí todo el mundo conocía a todo el mundo, y estaba demasiado lejos de todo como para que ocurriese nada. Cangas era un sitio perfecto para criar a los niños sin los peligros de la gran ciudad.

(continuará...)

miércoles, agosto 04, 2010

INSTRUCCIONES PARA DARLE UNA PASTILLA AL GATO

1- Tome el gato y acúnelo con su brazo izquierdo como si estuviera sosteniendo a un bebé. Posicione el índice y el pulgar de su mano izquierda para aplicar una suave presión a las mejillas del gato mientras sostiene la píldora con la derecha. Cuando el gato abra la boca, arroje la píldora dentro. Permítale cerrar la boca a los efectos de que el gato trague la píldora.

2- Levante la píldora del suelo y al gato de detrás del sofá. Acune al gato en su brazo izquierdo y repita el proceso.

3-Traiga al gato del dormitorio y tire la píldora baboseada a la basura.

4- Tome una nueva píldora de la caja, acune al gato en su brazo izquierdo manteniendo las patas traseras firmemente sujetas con su mano izquierda. Fuerce la apertura de las mandíbulas y empuje la píldora dentro de la boca con su dedo medio. Mantenga la boca del gato cerrada mientras cuenta hasta 10.

5- Saque la píldora de la pecera y al gato de arriba del armario. Llame a su esposa que está en el jardín.

6-Arrodíllese en el suelo con el gato firmemente sostenido entre sus rodillas. Mantenga las patas traseras y delanteras quietas. Ignore los gruñidos que el gato emite. Pídale a su esposa que sostenga la cabeza del gato con una mano mientras le abre la boca con una regla de madera. Arroje la píldora dentro y frote vigorosamente la garganta del gato.

7- Traiga al gato del portarrollos de la cortina. Traiga otra píldora de la caja. Recuerde comprar una nueva regla y reparar las cortinas. Barra cuidadosamente los trozos de figuras de porcelana y póngalos aparte para pegarlos luego.

8- Envuelva al gato en una toalla grande y pídale a su esposa que lo mantenga estirado, con sólo la cabeza visible. Ponga la píldora en una pajita de gaseosa. Abra la boca del gato con un lápiz. Ponga un extremo de la pajita en la boca del gato y el otro en la suya. Sople.

9- Verifique la caja para asegurarse que la píldora no es dañina para seres humanos. Beba un vaso de agua para recuperar el sentido del gusto. Aplique apósitos a los brazos de su esposa y limpie la sangre de la alfombra con agua fría y jabón.

10- Traiga al gato del tejado del vecino. Tome otra píldora. Ponga al gato en el armario y cierre la puerta sobre su cuello, dejando sólo la cabeza afuera del mismo. Fuerce la apertura de la boca con una cuchara de postre. Arroje la píldora dentro con una bandita elástica.

11- Vaya al garaje a buscar un destornillador para volver a colocar la puerta del armario en sus bisagras. Aplíquese compresas frías en las mejillas y verifique cuando fue su última dosis de vacuna contra el tétanos. Arroje la camisa que tenía puesta a la lavadora y tome una limpia del dormitorio.

12- Llame a los bomberos para bajar al gato del árbol de la calle de enfrente. Discúlpese con su vecino que se estrelló contra la reja tratando de escapar del gato furioso. Tome la última píldora de la caja.

13- Ate las patas delanteras del gato a las traseras con una cuerda. Átelo firmemente a la pata de la mesa de la cocina. Busque guantes de trabajo pesado. Mantenga la boca del gato abierta con una pequeña palanca. Ponga la píldora en la boca seguida de un gran trozo de carne. Mantenga la cabeza vertical y vierta medio litro de agua a través de la garganta del gato para que trague la píldora.

14- Haga que su esposa lo lleve a urgencias. Siéntese tranquilamente mientras el médico le venda los dedos y la frente y le saca la píldora del ojo. En el camino de vuelta deténgase en una mueblería para comprar una mesa nueva.

15- Arregle con la inmobiliaria para comprar una nueva casa para el gato y llame al veterinario para ver si tiene un hámster a la venta.

martes, agosto 03, 2010

Sentido y responsabilidad

Me temo que el tema de hoy no va a ser algo bonito: vamos a hablar de política, o más concretamente, de la clase política.

¿Qué pasa con esa gente? Vale, se supone que estamos en democracia, ¿verdad? ¿Qué es lo que define a una democracia? No es la existencia del sufragio, ni tampoco el estado de derecho: es la Constitución. La Constitución es el supremo conjunto de normas, una garantía de estabilidad frente a los ires y venires que son las asambleas políticas, con sus pactos y sus "cambios de chaqueta". ¿Qué podemos esperar de nuestros políticos, nuestros líderes, cuando se la están saltando a la torera cada vez que les interesa?

Recordemos la guerra de Irak, cuando Aznar, desoyendo a la gran mayoría de la opinión pública, nos metió en un conflicto que ni nos iba ni nos venía, y donde no pintábamos nada. ¿Dónde está la inconstitucionalidad? Dice el artículo 2 de nuestra Constitución que "la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado" . Llámenme demagogo, si quieren. No es que la gente no se hubiera pronunciado y Aznar nos hubiera metido bajo su cuenta y riesgo, es que el pueblo había dicho claramente "NO", y de ahí colijo que el Ejecutivo actuó contraviniendo la voluntad de quien ostenta la soberanía nacional: el pueblo español. Luego Aznar se defendió diciendo algo así como que era la mejor decisión a tomar y que no se podía esperar que el ciudadano común lo comprendiera, todo esto con muchas palmaditas de satisfacción por parte de los de su cuerda.

Pues yo digo: si el común no tenía información para comprender el porqué de su decisión, es culpa suya, señor Aznar, pues suyo era el deber de informar al pueblo; y si el común no tenía formación, es culpa suya, señor Aznar, pues suyo era el deber de que el pueblo tenga una correcta formación para poder decidir, ya que es el pueblo quien ostenta la soberanía nacional y, por ende, quien tiene (o debería tener) la última palabra en un asunto de tal importancia.

Sólo sé que aquella guerra no condujo a nada: no había armas de destrucción masiva (si las hubiera, ni Estados Unidos ni nadie se habría atrevido a atacar, precisamente por eso no hubo en su día guerra entre los Estados Unidos y la U.R.S.S.); se capturó a Sadam pero eso no sirvió de nada, siguió habiendo violencia y muertes cada día en Irak hasta el día de hoy. Yo pregunto: ¿para qué? ¿Para qué se hizo, entonces?

Cambiamos de tercio: el gobierno de Zapatero, y la inconstitucional ley de violencia sobre la mujer. ¿Por qué inconstitucional? De acuerdo, yo no soy quien para decidir qué es constitucional y qué no lo es, pero puedo argumentarlo y lo creeré así hasta que se me demuestre inequívocamente lo contrario: esta ley garantiza la protección a la (mujer) víctima de violencia por parte de su pareja (no necesariamente cónyuge, ni siquiera que conviva con ella, simplemente unidos por relación de afectividad), la asistencia letrada, se crea la figura especializada del Juzgado de Violencia sobre la Mujer... cosa que no me parece mal en absoluto. ¿Pero y los hombres? Hay muchos hombres maltratados, seguramente menos que mujeres maltratadas, pero eso no significa que no existan. Estos hombres maltratados (y no sólo psicológicamente, sino en muchos casos también físicamente) han de soportar la carga de su maltrato, el estigma de la incomprensión social y, de propina, la discriminación de un gobierno que ignora su situación en pro de una norma tal vez más popular.

Les reclamo sobre todo una cosa a los progresistas: su falta de progreso. Se pierden en discursos caducos con la boca llena hablando sobre las libertades. Toman medidas (no digo que innecesarias) que debían haberse tomado hace mucho tiempo y se jactan de ello. Insisto, no digo que la ley que aprobó los matrimonios homosexuales esté mal, al contrario, a mi me parece bien, pero es que es algo que, a mi entender, no es un triunfo, sino algo que ya debería haberse hecho antes y que, una vez hecho, hay que pasar inmediatamente a lo siguiente. Tampoco lo de la ley de violencia sobre la mujer, si no fuera sólo sobre la mujer y también protegiera al hombre cuando es maltratado. Es que estas medidas... parece como si quisieran combatir la situación social de la España del franquismo. Pues tengo noticias para ustedes: Franco ha muerto.

Y bueno, los socialistas no creo que vayan a ganar las próximas elecciones; a mi juicio, no se lo merecen. Lo grave... lo grave es que la alternativa, el partido popular, tampoco va a hacer nada por remediar la crisis a la que nos enfrentamos. La crisis la acabaremos pagando nosotros, el pueblo español, que es el único que ha demostrado tener sentido y responsabilidad.

lunes, agosto 02, 2010

Romance del retrovisor

Echo la vista hacia atrás,
y con los dedos contando,
días y noches enteros
que como dardos volaron.
Las turbias noches de juerga,
los monitores neonados,
la insatisfacción constante
que me hacía seguir buscando
la mitad de un yo partido,
sin remedio demediado.

Busqué la dicha en el humo
y fui a parar al tabaco,
pero el humo solo es humo
que el aire lleva volando.
Busqué la dicha en el juego,
exploré mundos lejanos,
pero un juego sólo es eso;
nada real, todo engaño.
Busqué la dicha en licores,
buceé por cada vaso,
pero los vasos se secan
y se pierden por el caño.
Busqué la dicha en el sexo,
por los montes venusianos,
pero pasiones fugaces
permanecen poco rato.

Hoy debo ser menos tonto,
menos ingenuo y más sabio,
creo que menos iluso,
temo admitir que más calvo.
Echo la vista hacia atrás,
y con los dedos contando,
y a la conclusión que llego
en esta noche de amianto,
al contar mi vida en este
romance retrovisado,
es que no fue poca cosa
ni tampoco para tanto.
No me he privado de nada,
y de nada me retracto,
y "de nada" dice el mundo
a este "gracias" que le canto.

domingo, agosto 01, 2010

Un reto personal

Hace un par de días se me ocurrió una idea un tanto disparatada y radical que voy a poner en práctica: durante este mes de agosto de 2010, voy a introducir cada día una nueva entrada en este blog.

Probablemente esto no se lo crea nadie: alguna vez han pasado no digo meses sino años entre una entrada y la siguiente. Obligaciones, bloqueos, otros asuntos... y demás excusas. Bien, me he propuesto a mi mismo como reto personal escribir aquí diariamente pese a lo demás y sin dejar nada de lado.

Todo lo que he escrito aquí desde la creación de este blog ha salido de mi mente, salvo citas y algunas entradas de humor como aquella de la Antología del Disparate. Este pequeño diario de agosto me "obligará" a componer nuevo material cada día. ¿ Tendré cabeza, talento o imaginación suficiente para conseguirlo? La respuesta: próximamente...

miércoles, julio 28, 2010

Un momento para cada cosa

Son las 2:10 am, en este momento en que me siento a escribir acabo de volver del concierto de Joaquín Sabina en Gijón. Lo primero que noto es que la garganta, que llevaba diez días doliéndome, no me duele. ¡Quién me iba a decir a mi que Sabina me iba a curar la garganta! En fin, ya veremos mañana...

Me han venido recuerdos de muchas cosas por muchos motivos: antes del concierto he paseado un poco por Gijón, por recordar viejos tiempos o qué sé yo. Gijón es una ciudad que me da miedo: he sido (o al menos me he sentido) muy grande ahí, me he adueñado de su noche una y otra vez hasta que el alba y la realidad terminaban por imponerse. En Gijón he sido feliz, muy feliz, y me da miedo, porque al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver como dice la canción de El Maestro. ¿Dónde radica el peligro de esa felicidad? Puede que lo peligroso sea darme cuenta de que esa dicha se trate tan solo de una llama pasajera que no encontraré al volver; o puede que de tanto beber de la fuente se acabe secando.

Gijón me despierta la imaginación: si las musas existen, puede que la mía ande revoloteando por ahí, porque siempre que voy a Gijón, vuelvo inspirado. Tal vez también me dé miedo quedarme un día allí y que la musa, veleidosa como sólo ellas son, me acabe por dejar definitivamente. Puede que tenga miedo a matar a la gallina de los huevos de oro, aunque sean de oropel.

Por otro lado... Sabina. Me trae muchas cosas a la cabeza, de muchos días de lírica y noches de excesos, en un torpe intento por emular al Maestro. He tardado bastante en comprender que el genio no está en el fondo de una botella ni tras las curvas sinuosas de la negra noche. Si algo me caracteriza, es que muchas veces no sé cuando parar: así he tenido más de una salida nocturna lamentable, y también más de dos.

Ha sido el comentario de un amigo mío lo que me ha hecho reflexionar sobre todo esto: hablábamos sobre el Sabina de los tiempos de Física y Química, El hombre del traje gris; Yo, mi, me, contigo, y él decía que estaba muy marcado por estos discos y por aquella época, y que el Sabina de ahora no estaba mal pero no es lo que fué. Dijo con estas o parecidas palabras: "es que ahora es más poesía con música, que tienes que interiorizar y entonces dices 'vale, me gusta', no es como aquello que era más claro y te calaba más directamente".

Esto me ha hecho pensar que tal vez si Sabina no es el que fue es porque no tiene que seguir siéndolo, igual que yo no tengo por qué seguir saliendo hasta las tantas tan a menudo como lo hacía años atrás (aunque el que tuvo, retuvo; ya lo demostré en el Carmen), o las visitas a Gijón, que ahora hago con mi novia por motivos de trabajo pero que sigue siendo una experiencia maravillosa, distinta de lo que viví en otros momentos pero tan buena como siempre. Tal vez en la variedad esté el gusto, y tal vez sea cierto que hay un momento para cada cosa.

martes, abril 13, 2010

PUNTOS DE NO RETORNO (Canción 05-06-2009)

La Luna me mira de lejos,
de lejos subida en el mar,
al mar encamino mis pasos,
mis pasos que no volverán.

Mi playa está ahora enterrada,
enterrada en su propio arenal,
arenal donde mueren las olas,
las olas que no volverán.

Se arrastran a mis pies las algas,
las algas que huelen a sal,
a sal que cayó en mis heridas,
heridas que no sanarán.

Dejó de ser mío este cielo,
este cielo en que quise volar,
volar con ruidosas gaviotas,
gaviotas que no volverán.

De niño jugaba en el monte,
monte abajo me echaba a rodar,
rodando que rueda la rueda,
la rueda que no volverá.

Este campo una vez fue verde,
y verde también fue el pinar,
el pinar se quemó en la tormenta,
tormenta que no amainará.

El paisaje y la vista han cambiado,
ha cambiado la senda que andar,
andar con los pies doloridos,
doloridos de tanto pesar.

Todos los del pueblo se han ido,
se han ido para la ciudad,
la ciudad que devora sus almas,
sus almas que no volverán.

El tiempo pasó de repente,
de repente me puse a llorar,
a llorar por todos los muertos,
los muertos que no volverán.

Se han hecho ya viejos mis ojos,
mis ojos de tanto mirar,
mirando pasar los momentos,
momentos que no volverán.

El viento hoy sabe a mañana,
y mañana nos olvidará,
el olvido de aquellos días,
los días que no volverán.

La memoria teje su manto,
su manto de seda en su ajuar,
ajuar que atesora recuerdos,
recuerdos... para acariciar.

jueves, abril 01, 2010

Cangas, mi Cangas

Esta tarde he vuelto a mi pueblo: Cangas del Narcea. Aprovechando lo largo que es el viaje (2 horas y media de autobús por carretera de montaña) suelo darle vueltas "al tarro", y la verdad es que cunde.

La vuelta a la patria chica siempre es agradable, aunque en este caso más que de "chica" se podría hablar mejor de una vieja coñona y cotilla. Así es Cangas, mi Cangas. Ya en el autobús hago un repaso mental sobre todo aquello que voy a ver, a hacer y, en definitiva, a vivir en el pueblo que me ha visto crecer, "donde viven los míos... y los que ya no están" , como dice la canción de Andrés Calamaro No tan Buenos Aires.

¡Ah, Cangas, mi Cangas! Un mundo aparte, una isla rodeada de montañas, un planeta extraño, una dimensión paralela... Tantas y tantas cosas, en tan poco espacio. A medio camino entre lo rural y lo urbano, Cangas aúna lo mejor de ambos mundos: es un núcleo de población con una actividad vibrante pero donde practicamente todo el mundo se conoce. Hay mucho de especial en sus escasos pero intensos metros cuadrados.

Cuando llego a la casa donde me crié, hay una constante inmutable: Milú, la perrina de la casa. Es algo así como una leona de bolsillo, yo personalmente estoy convencido de que si no ha crecido más es por la mala leche que se gasta. Tiene ya 14 años pero una salud envidiable para tan avanzada edad en un perro. Últimamente es aún más cascarrabias si cabe, pero todo su mal genio lo guarda para "los de fuera"; para "los de casa" es un amor, y aunque siempre hay que regatearle los mimos, también es cierto que siempre es la primera en recibirme cuando llego a casa. A veces cuando me siento en el sofá, ella se pone junto a mí, tumbada contra mi pierna y me mete la cabecita bajo la mano para que la acaricie. Son pequeños detalles que, aunque suene tonto, me llegan muy adentro. Para mí, Milú es mi perrina, y pase lo que pase siempre lo será.

Ninguna visita a Cangas estaría completa sin pasar por casa de Pozo. No, no estoy hablando de mí en tercera persona, como hacen los personajes ilustres como Julio César, Dalí o Aída Nízar (jejeje); me refiero al otro, a Pozo el mayor: mi abuelo. Nació en 1920, así que echen cuentas, pero ya quisiera yo llegar a su edad y estar como él. Me contagió de su afición por la cultura, y la Vida hizo el resto conmigo, pero si algo de bueno puedo tener yo a día de hoy, en gran parte es gracias a él. Le debo mucho. Aunque es natural de Mollina, provincia de Málaga, sería difícil encontrar a alguien más cangués que Pozo.

Y junto a Pozo, Anita la de Pozo, mi abuela. Un día, el médico le dijo que ella no debía llorar por nada, ya que ello le haría mucho daño a su salud. Dicho y hecho: ¿que tropieza? Se lo toma a risa; ¿que le duele algo? Se lo toma a risa; ¿que pierde la movilidad de las piernas? Se lo toma a risa. Y ahí la tienen, con esclerósis múltiple y siempre la sonrisa en la cara y el buen ánimo en la cabeza. Siempre me ha parecido un ejemplo de fortaleza que... me deja sin habla. La verdad es que si lo piensas bien, nos quejamos por vicio. Es una persona muy especial para mí: si se dice de los que son poco modestos "que no tienen abuela", entonces yo debo de tener como una docena de ellas o así, porque lo que esta buena mujer me quiere es de antología. En los últimos tiempos su cabeza ya no es lo que era: confunde los parentescos, no sabe muy bien en que día vive y a veces le da por soltar tales exabruptos que, en una ocasión miré al crucifijo de la pared y juraría que me pareció ver que el Cristo se tapaba los oídos; pero siempre, siempre, pregunta por su nieto.

¡Y qué decir de mis padres! ¡Y mis hermanas! ¡Y mis amigos de la infancia! Y mi sobrina, esa polvorilla que hace lo que le da la gana con todos porque, al fin y al cabo, es "la nena de la casa", y a todos se nos cae la baba con ella...

Sí, aquí, en estos escasos metros cuadrados, hay mucho de especial para mí. Y, sin embargo... sin embargo... creo que si no me quedase ningún vínculo con Cangas, ninguna obligación ni razón para volver... si todos los que yo conozco se marchasen de Cangas, creo que, aún así, volvería igualmente. No tengo palabras para explicar por qué. Por una vez, no tengo palabras.

domingo, marzo 28, 2010

La fiebre de las vanidades

En los últimos tiempos he hecho muy poco o nada por aquí, y me fastidia. Me fastidia porque ésto, pese a que no sea conocido o no se lea, me gusta. A mí me gusta escribir, me gustaría poder dedicarme a esto a tiempo completo, pero desgraciadamente no tengo todo el tiempo que a mí me gustaría tener. Bueno, sí que tengo tiempo, físicamente hablando, pero no tengo mucho que escribir porque tengo la mente ocupada en otros asuntos que me requieren con más urgencia y así no puedo dedicarme a componer textos, a hilar ideas, a entretejer los pensamientos para formar una historia, un poema, una reflexión...

Pese a todo, lucho por no dejarlo completamente de lado, pese a que la dura realidad de la vida me mantiene siempre con la vista puesto en lo más práctico y mejor para el futuro, y no sólo el mío sino también en el de aquellos más cercanos a mí. Como le pasa a todo el mundo, todo lo que hago y dejo de hacer repercute en las vidas de los demás, y como por suerte o por desgracia soy consciente de ello, no puedo dejar de sentir una responsabilidad sobre mis acciones y sobre cómo influyen en los demás.

Porque, no nos engañemos, todas las acciones y omisiones tienen sus consecuencias, más allá de nosotros mismos. No, no voy a poner el manido ejemplo del "efecto mariposa" porque yo no creo que el aleteo de una mariposa pueda provocar un monzón, pero no me voy a poner a rebatir la teoría del caos ahora; sólo pretendo exponer una serie de reflexiones que atañen a mi vida y al mundo del escritor amateur.

Dicho mundo es... un asco. Así lo digo: un asco. Pasa así en todas las artes, la mutua envidia de los supuestos colegas, el falso amiguismo, los artistas que no se dedican al arte sino al "artismo", a la fiebre de las vanidades que en mayor o menor medida a todos nos aqueja. Movería más el blog entre la comunidad Bloguera, si no fuera por esa sensación de "oh, que bonito blog tienes, ahora lee el mío y dime también que es muy bonito". No necesito que me digan que escribo bien: ya sé que escribo bien. El elogio me incomoda, parece que queda también uno en la obligación tácita de devolverlo. No me importaría leer otros blogs que de seguro me gustarían, pero me gustaría poder hacerlo sin dejar en ellos también ese "deber moral" de hacerles leer el mío.

Porque si alguien elogia mi blog, luego me pide que lea el suyo y le dé mi opinión y resulta que no me gusta, ¿qué diablos puedo hacer? ¿Voy a decepcionar a esa alma caritativa que se ha tomado la molestia de leerme y que ha encontrado en mi blog algo que le gusta, sólo para encontrarse con que la "admiración" que profesa no es correspondida? ¿Debo mentirle, entonces, y dejar que siga escribiendo mal (aunque ese "mal" sea tan solo según mi criterio)? Por otro lado: ¿cómo puedo saber yo que este sujeto no me ha leído y elogiado tan sólo para que yo entre en su blog, lo lea y me sienta en la obligación de devolver el cumplido? Porque ese es el mayor síntoma de la fiebre de las vanidades, la necesidad de reconocimiento y de sentirse especial, superior, único.

Tengo una cosa muy clara: si llego a publicar será porque mi obra tenga por si misma valor suficiente como para darse a conocer al mundo, no porque tenga a una o varias personas de influencia que me respalden sin haberme leído o que carezcan de la capacidad de juzgar lo que escribo por entero y con justicia. Suena muy mal, pero así soy yo. Si mi obra no tiene por sí misma valor como para ser publicada, entonces no publicaré. No dejaré de escribir: eso, jamás; en tal caso seguiría escribiendo sin publicar, por el mero placer de hacerlo, tal y como he hecho hasta ahora. No soy inmune a la fiebre de las vanidades, sólo trato de que no me coja, como quien se abriga en invierno y toma zumo de naranja para evitar el resfriado antes de pillarlo, pues como con todo mal la mejor forma de atajar esta fiebre es la prevención.

Muchas veces olvidamos (los escritores, los artistas) que lo importante de nuestro cometido es la obra en sí, no nosotros. Nosotros, los autores, los intérpretes, no somos más que la máquina, la herramienta, la rueda que mueve la obra, la novela, el cuadro, la canción. Muchas veces lo olvidamos o directamente lo ignoramos, afectados todos por la fiebre de las vanidades.

Así que digo: artista, no te enorgullezcas de tí mismo por la obra que haces; siéntete orgulloso de la obra que milagrosamente has gestado, trabaja por ella, vive por ella. Decía Miguel Ángel que él no esculpía, simplemente quitaba el mármol que había alrededor de una estatua que ya estaba ahí antes, atrapada en el bloque. La obra es anterior al artista, quien sólo existe para que esa obra nazca y vea la luz. No te dejes arrastrar por el elogio que, aún sin mala intención y sincero, lleva en sí el virus nocivo de la fiebre de las vanidades. Escucha también las críticas, aún las más injustas, pues algo puedes aprender para mejorar tu obra, y para mejorar tú mismo.

Me despido ya, poniendo aquí de manifiesto algo que vengo gestando desde hace algún tiempo: por una serie de avatares personales que ahora no quiero mencionar, me he prometido a mí mismo que terminaré mi novela antes del verano. No sé si alguien la publicará, pero la terminaré sí o sí, mientras sea capaz de escribir y pueda tener al menos un segundo para hacerlo, lo haré. Creo que es una buena historia, me fastidiaría no escribirla.

viernes, marzo 26, 2010

Magia y magia (2)

Sentados a la fastuosa mesa de Virtus los chicos comían a dos carrillos, pues no habían probado bocado desde la mañana, cuando salieron de "El Gato Pardo" para Barbaria, y ya comenzaba a morir la tarde.

-Está todo delicioso, señor - dijo James - Muchísimas gracias.

-No hay de qué, niños. ¿Más vino, señor McBean?

-Em... sí, gracias - dijo McBean, acercando su copa. El mago tomó la jarra y llenó la copa del cazarrecompensas de vino tinto. - Si no es mucha molestia, me gustaría tratar el asunto que me ha traído hasta aquí.

-Oh, por supuesto, por supuesto - contestó Virtus, y usando la misma jarra, llenó su propia copa con vino blanco, ante la mirada atónita de todos.

-Eh, bueno... -dijo McBean, tratando de recobrar la compostura, y sacando el sobre que Krisha le había entregado se lo dió a Virtus diciendo: - Vengo buscando al "Abuelo de Todo el Saber".

Virtus se colocó unos anteojos y, tomando el sobre, lo examinó con curiosidad, especialmente el sello de cera que lo cerraba.

-Vaya, ¿quién le ha dado este sobre, McBean?

-Krisha, la druidesa del Bosque de Dyrus.

-¿Fue ella quien le dijo que yo era el "Abuelo de Todo el Saber"?

-Pues no; la verdad es que hemos llegado hasta aquí dando tumbos... ¡Pero bueno, al fin le hemos encontrado!

-¿Quién, yo? ¡Oh, no, no, no! - respondió Virtus, devolviendo el sobre - ¡Yo no soy el "Abuelo de Todo el Saber"! Soy sabio, sí, y poderoso; pero no lo sé todo, ni todo lo puedo.

-La búsqueda continúa - suspiró McBean - ¿Sabría usted decirnos dónde lo podemos encontrar?

-Por desgracia, lo ignoro; aunque... bueno, sé quién podría saberlo... pero no, también sería inútil, pues no podríais encontrarla, y yo no sé dónde se encuentra. Hablo de uno de mis iguales: la archimaga Vastus, de la escuela del Espacio Inmenso. Ella lo sabe todo sobre el Espacio y el Lugar, y sabe dónde está cualquier cosa o cualquier persona de este mundo o de otros mundos; pero, por desgracia e irónicamente, nadie sabe dónde se encuentra ella. Sé que la veré en el próximo Concilio de Archimagia, pero eso no ocurrirá hasta dentro de algunos años.

-No puedo esperar años. - dijo McBean.

-Ya lo imagino, pero tranquilo: tampoco tendrás que esperar años, ni necesitarás la ayuda de Vastus la Errante; sé que tu búsqueda tendrá su final y su fruto, y las preguntas que tienes tendrán su respuesta.

-Y usted, ¿cómo lo sabe?

- ¿Acaso sabe el Sol cómo brilla? ¿Acaso sabe el viento cómo sopla? - preguntó Virtus, sonriendo - No preguntes cómo se saben las cosas, sólo aprovecha lo que recibes y úsalo. De todos modos, una cosa sí te puedo decir: busca hacia el este, en Lanternes, la Ciudad de la Luz. Allí vive un gnomo llamado Celsius, gran inventor y alquimista. Su raza está tocada por Niala, diosa de la Sabiduría, y "si alguien sabe algo en este mundo, seguramente será un gnomo", como dice el proverbio.

-Bien, le buscaré - dijo McBean - De todos modos, Lanternes nos queda de camino al Templo de Janatha.

-Espléndido. - dijo Virtus - Bueno, como veo que todos han terminado de cenar, recogeré la mesa.

Virtus cogió el mantel que había quitado de la mesa y lo arrojó al aire. Mientras caía, el mantel se desenvolvió y situó de tal forma que quedó perfectamente colocado. Todas las sobras de comida y la vajilla desaparecieron debajo de él, no había ni el más mínimo bulto que delatase la presencia de nada bajo el mantel que no fuera la propia mesa. Johnny no pudo resistirlo y levantó un poco el mantel para mirar debajo, sólo para ver que no quedaba ni rastro del festín que allí había segundos antes.

-Pero, ¿cómo lo hace? - preguntó Johnny.

-¿Acaso sabe el pájaro cómo vuela? ¿Acaso sabe el pez cómo nada? - preguntó Virtus con una sonrisa.

-Pues no, pero...

-Johnny, no molestes a nuestro anfitrión. - interrumpió Rose.

-Oh, tranquila pequeña, no me molesta. - dijo Virtus - Tu hermano tiene una mente despierta y curiosa, eso no tiene nada de malo, al contrario. ¿Qué ibas a preguntar, chico?

-Gracias: iba a decir que, aunque el pájaro no sepa cómo vuela, el hecho es que vuela; aunque el pez no sepa cómo nada, el hecho es que nada, y ambos hechos tienen su explicación. Mi pregunta es: ¿cuál es la explicación a todos estos hechos prodigiosos que le hemos visto realizar esta noche?

-Ya lo he dicho antes: magia. - sonrió Virtus.

-De acuerdo: ¿y qué es la magia? - insistió Johnny.

-¡Oh, eso es querer saberlo todo! - proclamó Virtus, echándose las manos a la cabeza pero siempre sonriendo. - ¿Qué es la magia? Muchos magos se van a la tumba sin haberlo averiguado; yo mismo no lo tengo muy claro. Tan solo puedo decir al respecto que hay magia... y magia.

-¿Dice usted magia buena y magia mala? - preguntó James.

-No, no, nada de eso: no hay magia buena o mala. El bien y el mal no le conciernen a la magia, tan solo al uso que se hace de ella. Diríais por ejemplo que hay una magia buena que crea alimentos, y una magia mala que se usa para herir a las personas, pero ese es un concepto equivocado y pobre: es como decir que hay un fuego bueno que cuece el pan, y otro malo que te quema la mano si la acercas demasiado a las llamas.

>>¡Oh, pero estoy divagando! ¿Qué es la magia? Como decía, la respuesta no es sencilla; pero si tuviera que definirla, yo diría que es la alteración de la realidad, pero eso no es decir nada puesto que hay formas no mágicas de alterar la realidad, y además dentro de las formas mágicas hay distintos tipos... hay magia y magia. Es complicado. Creo que lo mejor será poner un ejemplo práctico... sí, con la que estudia mi escuela, la de la Energía Eterna. Es la más antigua y tal vez la más sencilla de las formas de alteración de la realidad.

>>Bien, uníos a mí en un pequeño ejercicio: poned así las manos - Virtus alzó las manos y todos le imitaron - bien, y ahora haced que choquen de golpe, y ya veréis.

Todos obedecieron y dieron una palmada casi al unísono, y esperaron unos segundos... sin que ocurriera nada.

-¿Y qué más? - preguntó Johnny.

-Nada: eso es todo. ¿No os parece increíble?

-¿El qué? - insistió Johnny - ¡Si no hemos hecho nada!

-No, sí que habéis hecho: acabáis de transformar el movimiento en sonido.

-¡Eso no tiene nada de mágico! - protestó Johnny.

-¡Exacto, no lo tiene! - señaló Virtus - Pero ese sencillo principio de transformación de la energía es el mismo principio que usa la escuela de la Energía Eterna. La energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma. En la naturaleza ocurre constantemente: imaginad un rayo que cae sobre un árbol, es electricidad que se transforma en luz y calor en forma de fuego.

>>Ahora viene lo que podríamos empezar a llamar magia: imaginad que pudiéramos usar la energía que llevamos dentro, esa energía que nos permite movernos y hacer todo lo que hacemos, y la transformásemos para que se manifestase en el exterior: así podríamos tener luz - Virtos puso sus manos con las palmas mirando hacia arriba, y de éstas brotaron dos pequeñas esferas luminosas - o fuego - y uniendo las manos y poniéndolas a modo de cuenco, formó sobre ellas una pequeña llama danzante - o electricidad - el mago puso las manos como si estuviera cogiendo una pelota invisible, y entre las yemas de los dedos de una y otra mano saltaron pequeñas chispas y relámpagos - o... ¡movimiento! - y, señalando bruscamente hacia adelante, hizo que la ventana que había frente a él, al otro lado de la estancia, se abriera de par en par.

-¡Increíble! - exclamó James

-¿Y los conjuros? - preguntó Johnny - ¿No hay que recitar un conjuro?

-Bueno, si tú quieres... pero en realidad no es necesario. Si veis a algún mago que lo haga, probablemente lo hará para distraer a sus enemigos o asombrar a los bobos, aunque tengo entendido que a algunos les ayuda a concentrarse; no es que los hechizos lo requieran realmente. ¿Os imaginais que con sólo decir una palabreja meneando un palito se produjera un resultado concreto? ¡Pfff, que ridiculez! No, la magia es algo muy serio, que no permite caprichos ni tonterías. Hay muchas leyendas e historias sobre magia, pero son inventadas la gran mayoría por personas que nunca la han presenciado, y las menos son personas que cuentan experiencias realmente vividas pero mal interpretadas. O también pudiera ser que no hayan visto a un mago en acción, sino a un brujo o un chamán, o un druida o un sacerdote, o alguien que tenga que extraer su poder de un Dios o alguna otra entidad mística. Esos sí necesitan pronunciar una oración para pedir prestado su poder, pero eso ya es otra historia.

miércoles, marzo 10, 2010

Magia y magia (1)

Varias leguas por delante, el grupo había llegado a la Torre de Virtus. Se trataba ésta, por supuesto, de una especie de construcción vertical consistente en algo parecido a una gran columna que, a una altura de aproximadamente veinte metros, se ensanchaba dando forma a lo que parecía ser una vivienda circular. En otras palabras, era como si una casa de planta redonda se mantuviera en equilibrio sobre una gruesa columna que hubiera brotado del suelo justo bajo su centro geométrico. En la base de la torre había un portón hacia el que se dirigió el grupo.

El portón se abrió él solo cuando se acercaron, como si los invitase a entrar. Una vez dentro, vieron que la planta baja estaba habilitada como unas caballerizas, que por cierto parecía que hubiesen preparado expresamente para ellos, pues el suelo parecía recién barrido y el heno recién cambiado. El interior de la torre era practicamente hueco: de la pared interior sobresalían unos maderos que, a modo de peldaños, formaban una larga escalera que subía en espiral hasta una trampilla abierta en el techo de madera. Tras dejar a los caballos para que descansasen en los establos, comenzaron a subir la escalera de caracol. McBean iba en cabeza, mirando en todas direcciones y aferrando la empuñadura de su espada:

-Esto no me gusta. - dijo al fin - Es como si nos estuvieran esperando...

-No hay peligro. - contestó Matt - Seguramente sea así.

-¿Qué significa eso? ¿A qué te refieres?

-Virtus es pronosticador: predice cosas, tal vez las sepa de antemano... ¿quién sabe?

-¿De veras? ¡Increíble! - exclamó Johnny.

- Bueno, supongo que eso es lo que cabría esperar del "Abuelo de Todo el Saber", ¿no?

-Cierto, - respondió McBean, y añadió para sí mismo - y, sin embargo, por alguna razón, todo esto me pone un poco nervioso...

Al llegar arriba, McBean asomó la cabeza con recelo y miró a su alrededor. Lo que vio fue una estancia bastante amplia, con suelo de madera, y numerosas estanterías que albergaban gruesos tomos y montones de rollos de pergamino. En las paredes, tambien había pergaminos, pero estos extendidos, mostrando esquemas de aparatos extraños e ilustraciones de criaturas nunca vistas, así como escritos en idiomas de caracteres ininteligibles.

Un hombre de melena castaña de la que sobresalían algunos cabellos plateados estaba de espaldas a McBean, sentado frente a un escritorio mientras garrapateaba algo con una larga pluma de faisán. Vestía una túnica de color blanco, ribeteada de rojo. Antes de que McBean tuviera ocasión de pronunciar palabra, y sin dejar de escribir en ningún momento, el hombre dijo:

-Ah, de modo que por fin habéis llegado; pasad, pasad y ponéos cómodos. Estaré con vosotros en un minuto.

Cuando todos estuvieron arriba, tuvieron que quedarse de pie, puesto que no había sitio donde sentarse, excepto el suelo. Poco después, el hombre dejaba la pluma en el tintero, se levantaba de su asiento y saludaba a todos con efusión. Parecía un hombre de avanzada edad, aunque no anciano. Tenía una larga barba castaña con algunas canas, como su pelo, y una presencia jovial aunque venerable.

-¡Bienvenidos, viajeros, a mi casa! Soy Virtus, archimago de la escuela de la Energía Eterna y consejero del rey Rodiger de Naerzonia. ¡Pero por favor, sentáos! ¡Debéis estar cansados!

El gesto con el que Virtus acompañó estas palabras hizo que todos se giraran instintivamente a buscar asiento aun sabiendo que no lo había; y sin embargo, cuando miraron, había unos sillones justo detrás de ellos que no estaban ahí antes. Tomaron asiento, y seguramente James, Rose y Johnny habrían podido jurar que jamás se habían sentado sobre algo tan increíblemente cómodo en toda su vida.

Cuando miraron frente a ellos, descubrieron que se hallaban sentados en torno a una mesa que tampoco se encontraba ahí segundos antes. Era una mesa circular, cubierta por un mantel de color granate. En este punto, todos, excepto el siempre lacónico Matt, daban muestras de su sorpresa.

-¡Bien! - dijo Virtus - Ya conozco a Matt Gunter, embajador del Clan del Lobo; pero, ¿y los demás? ¿Cómo os llamáis?

- Yo soy Andrew McBean, y estos son James, Rose y Johnny. Hemos venido porque...

-¡Basta, basta! - ordenó Virtus - ¡Tiempo habrá para explicaciones mientras cenamos! Con vuestro permiso, pondré la mesa...

-¿Quiere que le ayudemos? - ofreció Rose.

-Oh, eres muy amable, pequeña, pero no será necesario: tan solo un segundo...

Y entonces Virtus agarró el mantel, tiró bruscamente de él y ahí, inexplicablemente, había servido todo un banquete: pavo asado, costillas de cerdo, guiso de ternera, una gran fuente de ensalada, frutas de todo tipo, una bandeja de dulces así como platos y cubiertos frente a cada comensal. Todos (excepto Matt, por supuesto) miraron la escena boquiabiertos. Sólo Johnny acertó a decir:

-Pero, ¿cómo lo ha hecho?

Virtus se limitó a sonreir, y encogiéndose de hombros, respondió:

-¡Magia!