jueves, julio 28, 2005

A vueltas sobre lo mismo

Me vuelvo a sentar al ordenador para darle vueltas a una actitud que, de un tiempo a esta parte, vengo observando cada vez más frecuente y cada vez más molesta desde mi punto de vista: la guerra antitabaco.

Para empezar, como todos sabemos, esto es algo importado desde Estados Unidos, junto a la tele basura, el cine basura, la comida basura... en resumen: España, capital Punto Limpio.
Aquí quiero aclarar que no tengo nada en contra de esas basuras, porque no nos engañemos: nadie nos obliga a consumirlas y se puede vivir perfectamente sin ellas. Bueno, sobre la tele ya hablaré otro día. El caso es que el mercado se impone (o tal vez nos lo imponen) pero, ¿qué esperaban de una democracia?

Pero en fin, volviendo al tema: creo que todo empezó con las famosas "esquelas" de las cajetillas, esas de "Fumar puede matar" con unas letras grandes como croquetas. Bien es cierto que en todas sus funestas frases dicen la verdad, pero cabe preguntarse: ¿habría emprendido esta iniciativa el gobierno si no fuera porque los impuestos que pagamos por el tabaco no compensan los gastos en seguridad social que provocan los efectos del mismo? Da igual que gobierno: éste, el pasado, el que vendrá... todos con la misma doble moral, y es que democracia y capitalismo siempre se dan la mano.

Yo comprendo que no se permita fumar en sitios públicos muy cerrados, como por ejemplo el autobus, y yo aún sugeriría que no se permitiera fumar en los ascensores (carajo señores, ¿qué les cuesta esperar a salir del portal para encender el cigarro? Que luego queda un pestazo queeee..), así como en algunos lugares de trabajo. Pero, ¿qué es eso de edificios de pisos donde está prohibido fumar en todo el edificio? Sólo faltaba que uno no pudiera hacer en su casa algo tan inocente como fumarse un pitillo. Muchas veces oigo, aguantando las carcajadas, que el tabaco contamina, pero me parece que se puede fumar todo lo que se quiera sin llegar a incumplir el tratado de Kyoto.

Pero con lo que ya no puedo es con la quinta fábrica de monstruos que salen por la televisión en gran batalla contra el tabaco. Gente que roza la estupidez con argumentos antitabaco que rozan la estupidez más supina. No dejarán que la gente pueda estropear su salud voluntariamente, pero en cambio estarán muy a favor de la eutanasia. Por cierto, ¡qué fácil es hacer una película trágica con un hecho de por sí trágico! Y luego que se te ocurra decir "a mi no me gustó", porque te pueden negar la palabra por antieutanasia, por insolidario y por cabrón, aunque no te haya gustado por razones meramente cinematográficas.

Todos estos... zoquetes es la palabra. Pues bien, todos estos zoquetes, y entre ellos especialmente aquellos que se declaran ex-fumadores (y sigo con mi política de no dar nombres), tal vez no se hayan percatado de que el tabaco es algo altamente adictivo, y digo esta perogruyada porque si ya de por sí tiene un mayor poder de adicción que la heroína, lo que deberían hacer en mi opinión es restarle importancia al hecho de fumar, no darle aún más bombo y tomarse la deshabituación tabáquica como una lucha épica. Todos estos que supuestamente han dejado el tabaco y piensan "tabaco malo, hay que erradicar el tabaco, industria tabaquera al paredón..." tienen todas las papeletas para volver a caer, porque para poder dejarlo con unas mínimas garantías hay que desterrarlo del pensamiento, no seguir teniéndolo en mente aunque sea para acabar con él.

Hasta aquí el tema de la guerra antitabaco (por cierto, ya llevo diez meses sin fumar). Otro día ya hablaré de otra cosa cuando esté un poco más inspirado.